Mirada franca. Sincero.
Hombre de una sola pieza.
Acreditar tu grandeza
y tu integridad, requiero.
Tardaremos en caer
en la cuenta de tu ausencia;
pues tu entrañable presencia,
olvidarla es no poder.
Esa imagen imborrable
de tu caminar lastrado.
De tu duda razonable…
Culto. Discreto. Educado.
Tus sanas curiosidades.
Tu lucha sorda y tozuda
frente a las adversidades.
Entrega limpia. Desnuda.
Sabio. Humilde en tu quehacer.
Risa fresca. Contagiosa.
Y esa tu forma de ser:
confiada y animosa.
Sufriste para vencer
tu dolencia personal.
Tus hijas y tu mujer
siempre atentas a tu mal.
Segovia te enamoraba
-su cultura, tus paseos…-.
Y su entorno te colmaba
de ilusiones y deseos.
¡Lucen coronas de flores
Nueva Segovia, el Parral,
el Eresma y el Clamores,
Juan Bravo y la Calle Real!
Te lloramos consternados.
Tu muerte nos sorprendió
por traidora. E indignados
porque… ¡ni tregua te dio!
Urdió un golpe vil, brutal
-con taimada alevosía-
donde más daño te hacía
esa guadaña mortal
La dura y cruel realidad
nos privará –en adelante-
de tu tan cordial talante.
De tu generosidad.
Recibe este adiós postrero,
dondequiera que tú estés.
Para todos fuiste, Andrés,
amigo, guía, hospedero…
D.E.P.
PARA ANDRÉS CERRACÍN ARRANZ (El “Niño” de la peña “Los Vampiros”)
Luis Arranz Boal (Sabadell)